En caso de emergencia, cada metro cuenta: para los mayoristas, lo que esto significa es que los clientes no solo esperan disponibilidad sino también una calidad confiable. Las pastillas de freno HELLA ofrecen precisamente estas prestaciones. Porque solo la perfecta interacción entre el material de fricción, la resistencia térmica y la manufactura precisa garantiza una deceleración fiable, y seguridad cuando es vital.
Con más de 2300 pastillas de freno fabricadas a partir de 50 formulaciones diferentes de forros de fricción, HELLA ofrece una gama completa. Estas pastillas de freno se ajustan de manera exacta a cada tipo de vehículo, sistema de frenos, potencia del motor, capacidad de carga y características de frenado. Esto quiere decir que no hay soluciones universales, sino pastillas perfectamente adaptadas a cada modelo de vehículo. Cada artículo se desarrolla en estrecha colaboración con la industria del automóvil.
Una muestra de que la calidad se puede medir es esta comparativa de la distancia de frenado con el ejemplo de un VW Passat que frena de 100 km/h a cero: el vehículo con pastillas de freno de HELLA se detiene después de 38,4 metros. El competidor 1 necesita 41,6 metros, el competidor 2 incluso 42,8 metros. Entre tres y cuatro metros más que pueden ser decisivos en caso de emergencia.
Antes de que HELLA lance al mercado una pastilla de freno, tiene que superar duras pruebas de hasta 300.000 kilómetros. Y no solo en el laboratorio, sino también en condiciones reales de conducción. En el proceso se comprueban criterios centrales: fuerza de frenado, comportamiento de confort, comportamiento de desgaste, resistencia térmica y desarrollo de ruido. Los métodos de ensayo utilizados son amplios: desde la prueba de compresibilidad y la prueba de resistencia al cizallamiento hasta las pruebas dinámicas en banco de pruebas (Dyno) y la exigente prueba AMS de la revista especializada «auto, motor und sport».
En general, las pruebas no solo cumplen las especificaciones ECE R90, sino que las superan con creces. HELLA realiza las pruebas de acuerdo con las normas y especificaciones de los fabricantes de vehículos, porque eso es exactamente lo que pretendemos: calidad superior sin concesiones.
Una pastilla de freno de alta calidad funciona de forma fiable, desde la primera hasta la última frenada, tanto en frío como en caliente. Pero esto solo es posible gracias a la excelente calidad de los materiales y a un diseño bien pensado. HELLA se basa en un diseño de pastilla multicapa que consta, entre otras cosas, de una placa portadora, una capa intermedia, adhesivo, recubrimiento en polvo y material de fricción. Cada una de estas capas cumple una función clara, ya sea la distribución del calor, el aislamiento acústico o la adherencia.
Las pastillas de freno defectuosas o baratas suelen presentar daños típicos: desde roturas del revestimiento por sobrecarga térmica hasta surcos profundos causados por discos mal montados y desgaste excesivo debido a un mantenimiento descuidado. Todos estos fenómenos pueden evitarse utilizando componentes de alta calidad, sobre todo si se realiza un mantenimiento periódico y se presta atención a la compatibilidad del sistema. Por ejemplo, las pastillas nuevas no son adecuadas para discos de freno viejos y desgastados.
Tampoco debe ignorarse el desarrollo de calor: una pastilla de freno puede calentarse hasta más de 250 °C en solo unos segundos durante una frenada de emergencia a 200 km/h. Para garantizar que el material no falle bajo tales cargas, HELLA confía en aglutinantes estables a la temperatura, material de fricción resistente al calor y formulaciones sofisticadas. Porque incluso en condiciones extremas, la pastilla debe ofrecer todo su rendimiento: sin ruidos, sin fading, sin fallos estructurales.
Las pastillas de freno son componentes críticos para la seguridad. Aquel que escatime en calidad, no solo se arriesga a reparaciones innecesarias, sino también a prolongar peligrosamente las distancias de frenado. Por ello, HELLA apuesta por los más altos estándares, una producción de vanguardia y pruebas prácticas intensivas. El resultado: productos en los que los talleres, los concesionarios y, sobre todo, los conductores pueden confiar, en cualquier situación.