Sensores frente a actuadores: comparación entre la mente y los músculos de los vehículos modernos

Los vehículos modernos están muy interconectados y son técnicamente sofisticados. Los sensores y actuadores tienen que interactuar a la perfección para que todo funcione con fiabilidad: los sensores proporcionan la información necesaria y los actuadores la convierten en movimientos concretos. Sin los unos, los otros no funcionan, y los talleres que entienden ambos sistemas tienen una clara ventaja a la hora de diagnosticar averías con rapidez y precisión.

Los sensores miden y los actuadores mueven

Los sensores asumen el papel de la mente en el vehículo. Registran datos como la temperatura, la presión, la masa de aire o la posición y los transmiten en forma de señales eléctricas a la unidad de control. Las formas de señal van desde simples tensiones hasta complejos mensajes digitales en el bus CAN o LIN.
Los actuadores son los elementos ejecutores. Convierten las órdenes de control en movimientos mecánicos, eléctricos o hidráulicos, por ejemplo, en la válvula EGR, el actuador de la válvula de mariposa o el climatizador. La excitación la lleva a cabo la unidad de control, normalmente mediante señales PWM o alimentación directa de tensión.

La interacción perfecta y cómo reconocerla

Ya sea en el sensor de NOx y la válvula EGR, el sensor de velocidad de las ruedas y la válvula ABS o el sensor de temperatura y el actuador de las trampillas del aire acondicionado: los sensores y actuadores trabajan siempre en equipo. Si se registra un valor incorrecto o no se realiza correctamente un movimiento, todo el sistema puede estar averiado.
En el taller, esto significa lo siguiente: un diagnóstico adecuado requiere una mirada a ambos lados, es decir, a las señales de entrada y a la reacción. Y aquí es donde entra en juego la experiencia. Cualquiera que conozca las interrelaciones del sistema no solo encontrará el fallo, sino también su causa.

¿Sensor o actuador? - Delimitar las fuentes de error de manera concreta

El diagnóstico suele empezar por la memoria de averías, pero no debe detenerse ahí. Los datos en directo, los multímetros o los osciloscopios ayudan en el caso de los sensores a comprobar los valores y evaluar la plausibilidad de las señales. Las causas más frecuentes son roturas de cables, problemas de contacto o suciedad.
En los actuadores, lo más importante es la función: ¿puede controlarse el componente mediante la prueba del actuador? ¿Hay fallos mecánicos o eléctricos? La medición de la tensión, la inspección visual y, en caso necesario, la calibración tras la sustitución forman parte de nuestro trabajo diario.

Evitar los razonamientos equivocados y reconocer las interrelaciones

Diagnóstico correcto, paso a paso

 

• Leer la memoria de averías: ¿está afectado el sensor o actuador?
• Realizar una inspección visual (importante para todos los talleres): no todas las averías tienen su causa allí donde el fallo es visible.


La falta de un valor de señal del sensor puede hacer que el actuador no funcione, aunque se encuentre en perfecto estado desde el punto de vista técnico. O un sensor transmite valores que parecen inverosímiles únicamente porque el mecanismo está bloqueado.
Así pues, los sensores proporcionan la información y los actuadores la aplican. Una regulación adecuada solo puede darse mediante la interacción.


• Comprobar las conexiones eléctricas y el cableado
• Comprobar los datos en vivo: ¿es correcta la señal de entrada? ¿Hay respuestas?
• Realizar una prueba de actuadores: ¿reacciona el actuador como se esperaba?
• Medir tensiones y señales: asegurar el suministro y la excitación.
• Comprobar la mecánica: detectar obstrucciones, desgaste o atascos.
• No olvidar la calibración: suele ser necesaria tras una sustitución o reparación.

A menudo es más fácil obtener pinzas de freno sin depósito. 

Conclusión: los conocimientos técnicos marcan la diferencia

Los sensores y actuadores forman el sistema nervioso y la musculatura del vehículo. Los talleres que entienden ambos ámbitos, podrán diagnosticar averías de forma fiable y, de paso, ahorrar tiempo y dinero. Para usted, como mayorista, esto significa lo siguiente: con la gama de productos y los conocimientos adecuados, podrá ofrecer a sus clientes una asistencia óptima.

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