Fugas: si el intercooler presenta grietas o fugas, ya no puede enfriar eficazmente el aire comprimido. Las fugas dejan escapar el aire, reduciendo la eficiencia del intercooler y provocando un rendimiento deficiente del motor. Si se detectan fugas, es necesario sustituir el intercooler.
Taponamientos u obstrucciones: con el tiempo, la suciedad, el aceite u otros contaminantes pueden obstruir los conductos internos del intercooler, limitando el flujo de aire y su capacidad para enfriar adecuadamente el aire comprimido. Si el intercooler se bloquea y no puede limpiarse o repararse, debe sustituirse.
Eficiencia de refrigeración reducida: si el intercooler no consigue enfriar el aire de forma eficaz, puede provocar el sobrecalentamiento del motor, reducir su rendimiento e incluso el picado de las bielas. Esto puede deberse a daños internos o a la degradación del intercooler con el paso del tiempo, haciendo necesaria su sustitución para restablecer el rendimiento.
Daño físico: los daños por impacto (de escombros de la carretera, accidentes u otros factores externos) pueden causar daños significativos a las aletas o tubos del intercooler. Esto puede afectar gravemente a su capacidad de refrigeración, por lo que será necesario sustituirlo.
Corrosión u óxido: si el intercooler está hecho de materiales susceptibles a la oxidación o corrosión (como ciertos metales), con el tiempo puede deteriorarse, lo que lleva a una reducción de la eficiencia o a una avería. La corrosión puede ocurrir por la exposición a la humedad o a contaminantes, y si el intercooler está oxidado debe reemplazarse.
Problemas de rendimiento del motor: si nota una caída en el rendimiento del motor, una potencia reducida o un aumento del consumo de combustible, podría ser un signo de que el intercooler no está funcionando correctamente. En estos casos, es necesario realizar una inspección minuciosa para determinar si es necesario sustituirlo.
Edad y desgaste: al igual que otros componentes del motor, los intercoolers pueden desgastarse con el tiempo, especialmente en vehículos de alto rendimiento o mucho uso. Después de muchos años o kilómetros de uso, el intercooler puede perder su eficacia, siendo necesaria su sustitución.