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Para los amantes de los automóviles: El BMW 2002 turbo

02-05-2018

En 2003, Joachim Reimer, de la ciudad de Herne, adquirió un BMW 2002 turbo, "por un importe de cuatro cifras", recuerda este fan de BMW. Sin embargo, la alegría por haber adquirido este chollo sólo duró medio año. A ello le siguieron diez años de duros trabajos de restauración. Sin embargo, el duro trabajo ha merecido la pena: Hoy, el turbo de Joachim Reimer es uno de los ejemplares más bellos de las pocas berlinas deportivas que existen.

 

En otoño de 1973 se presentó por primera vez y desató un auténtico terremoto: El BMW 2002 turbo. En aquella época, en plena crisis del petróleo, BMW tuvo el valor de sacar al mercado un automóvil políticamente incorrecto. La opinión pública cargó las tintas contra los 170 caballos de potencia y el elevadamente "obsceno" consumo de combustible. El rótulo escrito en el faldón delantero con escritura invertida "2002 turbo" fue considerado por la prensa como una pintura de guerra. Incluso en la Cámara Baja del Parlamento se discutió sobre el "Cero dos". Como consecuencia, BMW se vio obligada a suministrar dicho rótulo para el frontal solamente de manera opcional.

 

Fueron muchas críticas que, sin embargo, actuaron a favor de BMW. El 2002 turbo poseía unas propiedades aerodinámicas para la conducción que eran indiscutibles. Además, este bávaro tan rápido fue el primer vehículo de Europa con turbocompresor para los gases de escape, incluso antes que el Porsche 911 Turbo, que salió al mercado en 1974.

Entre septiembre de 1973 y noviembre de 1974 se fabricaron 1.672 unidades del muy criticado 2002 turbo. Hoy en día, se calcula que en las carretera alemanas aún circulan unos 50 ejemplares.

 

Uno de los afortunados dueños de este objeto tan "exótico" es Joachim Reimer, de la ciudad de Herne. En 2003 pudo adquirir su 2002 a buen precio. Para los estándares actuales, el precio de compra pagado por este automóvil deportivo de 1974 nos parece muy bajo. "En aquella época pagué un precio de cuatro cifras", recuerda Joachim Reimer. Entre tanto, el BMW 2002 turbo, del que ya hay muy pocos ejemplares, se puede vender hoy hasta por más de 100.000 euros; ¡un bonito aumento de su valor!

 

Aquel que pueda echar un ojo al "tesoro" de Joachim Reimer, apenas podrá creer cuánto trabajo hay detrás de este clásico tan veloz. "El coche estaba genial por fuera. Desgraciadamente no lo estaba tanto bajo la chapa. La catástrofe comenzó medio año después de haberlo comprado: El motor no funcionaba y para colmo entraba agua en el coche", nos cuenta Reimer. No había otra solución: El BMW lacado en color Polaris metálico clamaba por una completa restauración.

 

En 2004, este fan de los BMWs empezó a restaurar su automóvil. "Desmonté hasta el último tornillo del coche, me puse a buscar piezas nuevas, toda la chapa se limpió con chorro de arena y el turbo se montó nuevo pieza a pieza", nos describe este orgulloso dueño del 2002, que habla con un acento muy carismático.

 

Bajo la chapa, el BMW también planteaba algún que otro reto. Por ejemplo, la inyección mecánica de gasolina con sistema Kugelfischer. "Esta tarea sobrepasaba a cualquier mecánico porque es un sistema mecánico muy complicado", sonríe Reimer. Para estar seguros montó una sonda lambda con el fin de supervisar la mezcla del combustible. Como el 2002 turbo tendía a sobrecalentarse, el siguiente paso fue emplear un ventilador eléctrico.

"Una conducción acertada y unos conocimientos técnicos adecuados hacen mucho para que el vehículo dure más tiempo", en opinión de Joachim Reimer. A pesar de todo nos confiesa: "A menudo pensé en tirar la toalla". Gracias a la ayuda de dos compañeros no cejó en su empeño. Juntos reformaron uno de los 2002 turbo que mejor se conservan.

Este bávaro tan veloz no es fácil de conducir, "un auténtico coche para hombres". Y precisamente ése es el atractivo que tiene para Joachim Reimer. De hecho, con un poco de suerte puede verse el precioso BMW 2002 turbo en libertad por las carreteras. "Si hace bueno, uso el coche a menudo. Cuando voy a reuniones, también voy con mi coche", explica alegre Reimer.

El BMW 2002 turbo y su orgulloso dueño: ¡En este caso resulta muy apropiado el refrán "Los viejos amores no se oxidan"!